Amor, fuga, amor... Parte 1

Amor, fuga, amor...

Julieta Rosales, esa soy yo y esta historia es tan simple como mi nombre quizás. Es fácil de comprender, como de analizar pero difícil de experimentar, claro. Porque las experiencias solo las puede vivir y sentir la persona que las experimento, ¿no es así?

Julieta, ese es mi nombre. Tengo 17 años y voy al colegio “lo peor que hay en mi Barrio” o así lo llamo yo. Este nombre trajo distintas discusiones con mis padres por supuesto, discusiones que no llegan a ningún acuerdo.  Creo que en los 6 años de secundaria que hice solo pude aprender que en el mundo no importa más que las matemáticas y la religión. Pero no tiene sentido contar esto… es algo que no le interesa a nadie, y menos que menos a mis padres. Para que me conozcan un poco más quiero que sepan cuales son mis gustos, son tan importantes como mi vida.

Me gusta mucho la música, de todo tipo y las historias de amor; me gusta cocinar y las historias de amor; me gusta bailar y las historias de amor; me gusta salir con mis amigas y las historias de amor, me gusta la moda y las historias de amor, me gusta el deporte y las historias de amor, me gustan tantas cosas, pero algo que me vuelve loca son las historias de amor, con finales felices, con finales tristes, historias de ancianos, adultos, niños, adolescentes;  historias que te hacen llorar, historias que te hacen reír, historias largas y cortas, historias suuuuuuuuuuuuper románticas, esas son las que me gustan a mi, me gusta escucharlas, verlas en películas, leerlas,  y mas que todo VIVIRLAS. Quizás es por mi nombre, Julieta, que tenga tanta obsesión con las historias románticas, quizás es por mi nombre que tenga tanta ilusión de encontrar a un Romeo que me haga vivir una verdadera historia de amor. Es un deseo que tengo, encontrar a alguien que me ame y a alguien a quien amar, es ese deseo que tengo desde muy chica. Y ustedes dirán, al igual que mi madre, que soy exagerada e ilusa, o como lo quieran llamar, pero yo tengo una opinión… en los sueños no hay discusiones, uno sueña lo que quiere soñar.

Hay algo que me gusta tanto como las historias de amor y es el placer de leer, escribir. Como yo digo, no hay mejor forma de sacar enojo y tristeza que escribiendo. Una terapia genial en momentos de dolor es encerrarse una buena tarde de invierno y leer veinte, cincuenta, cien libros. Como soy joven voy aprendiendo de a poco a descubrir ese mundo tan increíble y maravilloso.

Primer día de clases, faltaban solo dos años para terminar mi secundaria, para mí: un alivio, para otros una tristeza inexplicable, como decían mis amigas:

-inexplicable para vos, Juli, cuando caigas que todos nos vamos  a separar te vas a dar cuenta de nuestra tristeza.

- juro que no las entiendo chicas, no se como quieren seguir estando en esta porquería de colegio donde aprendemos LA NADA y religión.

Creo que con mis amigas somos las personas más raras del colegio, somos sapos de otro pozo, yo lo tomo como “las chicas originales”. Nosotras somos felices como somos. Me gusta que seamos tan distintas entre nosotras, que cada una tenga sus gustos y que nadie discuta sobre ellos. Ellas son Ana, Lucia y Carolina. A Ana la conozco desde que tengo 5 años, siempre fue mi mejor amiga, siempre. Estuvo y esta siempre conmigo, es una persona increíble y la mejor amiga que alguien puede tener. Ella esta llena de historias y es un ejemplo a seguir, cuando tenia dos años su hermana mayor, mucho mayor que ella tuvo un accidente y murió, ella ni se acuerda por supuesto, su familia quedo muy “shokeada” y sus padres la cuidan hasta el día de hoy de una manera excesiva, Ana casi nunca viene a mi casa, sus padres no quieren que se suba ni a una bicicleta, por eso la mayoría de las veces nos la pasamos en su casa; así su familia se convirtió casi en la mía. Ya que mis padres ni les importa si estoy o no en mi casa, parece que a ellos les da igual… en fin, Ana es muy fuerte con todo lo que se vive en su casa, esas cosas nunca se olvidan, su madre llora todos los días y creo que nunca pudo superar la muerte de su hija, nunca…