martes, 15 de mayo de 2012

Amor, fuga, amor... Parte 6


Bienvenidos nuevamente al blog, hagamos una pequeña, muy pequeña síntesis de lo que estubo pasando e las ultimas entradas o publicaciones que hice, (no significa que tienen que omitir las otras entradas, es mas lindo si lo leen todo, paso a paso): Juli y Pablo tuvieron que separarse lamentablemente, Argentina estaba pasando por el peor momento: era 1976, empezando la dictadura militar... Las cosas iban de mal en peor porque Julieta no encontraba solución al problema, no encontraba solución a su tristeza...

Continuación de Amor, fuga, amor... Parte 5

Me fui a mi casa, me encerré en mi cuarto. Cuando cenamos, mi papá no estaba, solo cenábamos mi mamá, mi hermanito y yo. Le conté brevemente lo que paso con Pablo y me dijo algo así como lo más bruto que existe en el planeta.
-         Y bueno hija, por algo será que los están buscando a él y a su familia.
Creo que en ese momento no sabía si tirarle el tenedor o el cuchillo y clavárselo en la frente sin decir absolutamente nada; o decir más insultos de los que decía mi padre, era una duda que tenia y que la pude resolver al instante.
-         Vos estas definitivamente loca, tenes no se que cosa en tu cabeza, pero tenes un corazón de piedra, porque ni siquiera pensas en lo que eso me puede afectar a mí, que soy tu hija. Pablo y su familia son las personas más buenas que existen, son una familia, que es algo que parece que acá, en esta casa, no existe. Se aman mucho tales como son, con sus defectos y sus virtudes. Sus padres tratan a sus hijos como si fueran lo más valioso que existe.
-         ¡Julieta te callas la boca! No voy a permitir que me hablas así y menos que menos que me levantes la voz de esta manera y…
Bueno, mucho bla bla de las dos y a la conclusión que llegamos después de pelear, es que me fuera esa noche a dormir a lo de Ana; verdaderamente creo  que si seguía en mi casa iba a recibir más de una cachetada. Ana me recibió de la mejor manera pero en su casa tampoco estaban pasando por el mejor momento…
Extrañaba mucho a Pablo, sentí que fue la peor despedida que uno podía tener, y que tenía muchas cosas para decirle todavía, recordé que su madre y sus tres hermanos mayores se iban primero que su papá y él. Me lo había dicho Ana que se encontró con uno de los hermanos. Sin pensarlo dos veces fui corriendo a tomar un taxi y entregarle un sobre y darle el último beso. Pero nada puede salir tan perfecto como nos gusta. Cuando llegue me atendió Luis, su padre, se sorprendió mucho al verme y me dijo que Pablo no estaba, que había salido, que su esposa y sus otros hijos ya se habían ido a España, y que ellos se iban mañana a la madrugada. Que era mejor que me vaya por mi seguridad. Le deje el sobre a Luis para que se lo diera a mi Romeo, mi Romeo que lo había esperado por tanto tiempo.
En el sobre había escrito un poema de Mario Benedetti:



Con tu puedo y con mi quiero 
vamos juntos compañero 

compañero te desvela 
la misma suerte que a mí 
prometiste y prometí 
encender esta candela 

con tu puedo y con mi quiero 
vamos juntos compañero 

la muerte mata y escucha 
la vida viene después 
la unidad que sirve es 
la que nos une en la lucha 


con tu puedo y con mi quiero 
vamos juntos compañero 

la historia tañe sonora 
su lección como campana 

para gozar el mañana 

hay que pelear el ahora 

con tu puedo y con mi quiero 
vamos juntos compañero 

ya no somos inocentes 
ni en la mala ni en la buena 
cada cual en su faena 
porque en esto no hay suplentes 

con tu puedo y con mi quiero 
vamos juntos compañero 

algunos cantan victoria 
porque el pueblo paga vidas 
pero esas muertes queridas 
van escribiendo la historia 

con tu puedo y con mi quiero 
vamos juntos compañero.”
       
                                  Te amo mucho Pablo, como a nadie ame en mi vida. Julieta…


Una vez más, pasaron los minutos, las horas, los días y los meses, y con la ayuda del tiempo mi tristeza se fue yendo. Las cosas en el país cada vez iban peor… deje de ir a tan seguido a la casa de Ana, las cosas se complicaron en su familia. Su madre entro en un momento de locura. Como yo decía, la muerte de su hija no la pudo superar, al principio estaba demasiadamente deprimida, no comía y estaba muy muy flaquita. Tampoco descansaba, dejo el trabajo, y después de un tiempo ya no dio para más, estaba loca, verdaderamente loca. Se enojaba con todo y con todos, tenía reacciones raras y violentas, violentas verbalmente, nunca físicas. Lloraba, se reía, se enojaba y se volvía a reír. Así por mucho tiempo. Ana estaba muy mal y la acompañe como pude a ella y a su familia. Cuando la cosa no daba para más, la internaron en un psiquiátrico. Ana iba a visitarla todos los días, a veces íbamos juntas; era demasiado fuerte verla en el estado que estaba. Ya no era la persona que yo conocía, era irreconocible.  Fue un momento duro para toda la familia. 

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